Siempre voy de visita a casa de mi abuela pero la última vez que fui, la noté más cariñosa que de costumbre. Imagino que es normal, ya que hace tiempo que no moja pero una tarde pasó algo que me dejó atónito. Y es que la vieja apareció desnuda en mi cuarto y ni corta ni perezosa, quiso comerme la polla para después montarla como una fiera y disfrutar del sexo como cuando era joven.