No sabía exactamente para que me había llamado mi hermanastra mulata, pero cuando la vi con ese vestido ceñido y esa cara de golfa, lo tuve claro. Al parecer estaba empeñada en probar mi rabo y como no, no le pude decir que no. Y es que está muy buena y además a mi me encantan las negras, por lo que tuve que dejarme llevar por el momento y acabar la tarde dándole una buena follada interracial a su chochito.