Sabía que mis coletas serían un reclamo
Mis fantasías sexuales y mi perversión no tienen límites, así que cuando me empeñé en follarme a mi padre, nadie pudo pararme. Para ello, solo tuve que hacerme unas coletas y aparecer delante suyo como una colegiala inocente, una imagen que le puso muy cachondo y que le llevó a follarme el coño a lo bestia.
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