Tenía trabajo pero desde el despacho que tengo en casa, escuché unos ruidos que venían del salón. Cuando fui a mirar, me topé con mi hija desnuda y masturbándose, algo de lo que se avergonzó cuando la pillé. Intenté quitarle hierro al asunto y de hecho, le hice el mejor favor que podía hacerle: ofrecerle sexo duro. Ella al ver mi polla no pudo negarse y al final, penetré su coño como un bestia hasta llevarla al orgasmo.