Llegué a casa de mi abuela y, como lleva un tiempo muy sola, quise ofrecerle un presente. Lo que le dí fue una tarde muy placentera de sexo lésbico, donde con mis dedos y mi lengua le di muchísimo placer, algo que respondió con la misma medicina.
Llegué a casa de mi abuela y, como lleva un tiempo muy sola, quise ofrecerle un presente. Lo que le dí fue una tarde muy placentera de sexo lésbico, donde con mis dedos y mi lengua le di muchísimo placer, algo que respondió con la misma medicina.