Tras el café, mi abuela gorda me recompensa

Nadie le hace casi ni pasa tiempo con ella, así que decido ser un buen nieto y sacar a mi abuela gorda a desayunar y a tomar un café. La viejita está tan agradecida, que cuando la llevo a su casa, decide compensarme con unas mamadas y con sexo duro sobre la cama.

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