Hace poco me ha dado por comprarme un arnés en un sexshop, pero no encontraba con quien usarlo. Un día, estando de visita con mi abuela, le confesé habérmelo comprado y la mujer me dijo que lo trajese a su casa, para probarlo en su coño. Yo estaba impresionada con lo atrevida que era mi abuelita, así que lo traje y me lo puse en la cintura, para cabalgar sobre su coño arrugado con intensidad.